lunes, 29 de abril de 2013

Jorge Teillier / Miguel Sánchez-Ostiz






Esta mañana de aguacero leo poemas de Jorge Teillier, poemas del piano de la lluvia (escribe él refiriéndose a Neruda), de su sur chileno, sin trenes, con cantinas tristes, con fuegos que pintan la vejez en el rostro de quien en ellos pierde su mirada, en un escenario de desolación, a cada cual el suyo, donde dice, o después de que diga, que el verdadero despertar es el sueño, palabra de poeta, de quien ve lo que otros no ven porque no quieren o no pueden o porque miran para otra parte.

Miguel Sánchez-Ostiz

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HOTEL NUBE


He visto a un hombre que pensaba
ser perseguido
por la policía de todo el mundo.
Cambiaba de aviones, de buses y de trenes
y desconfiaba hasta de su soñolienta sombra.
He visto a un hombre buscando algo
que creía haber perdido en alguna parte
y no se acordaba dónde.
He visto a un hombre
siguiendo sin saber por qué un cortejo fúnebre. Bajo
el sudario ceremonial de la lluvia
escuchó un himno que lo llevó al Hotel Nube
donde creía llegar sin dejar huellas
y tras hacer la señal de asilo de los desamparados
confió en las puertas que se abrían piadosas.
En la sala de espera
había tipos que contaban nuestros pasos
esperando nuestra llegada
sin ocultar siquiera entre sus mangas sus cuchillos asesinos
bendecidos por un Poder sin Gloria.

Jorge Teillier


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sábado, 27 de abril de 2013

Joan Margarit




(Juan Gris)


SE PIERDE LA SEÑAL


Nunca sientas piedad por lo que has sido,
Pues la piedad es demasiado efímera:
no da tiempo a construir nada sobre ella.
De noche, en un pequeño aeropuerto,
ves un avión que está elevándose.
Se va perdiendo la señal.
Y tú estás convencido de vivir
unos años que, aun sin esperanzas,
son ya los más felices de tu vida.
Hay otra poesía, la habrá siempre,
Como hay otra música. La de Beethoven sordo.
Cuando se pierde la señal.

Joan Margarit


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jueves, 25 de abril de 2013

Gabriel Aresti






LA CASA DE MI PADRE

Defenderé
la casa de mi padre.
Contra los lobos,
contra la sequía,
contra la usura,
contra la justicia,
defenderé
la casa
de mi padre.
Perderé
los ganados,
los huertos,
los pinares;
perderé
los intereses,
las rentas,
los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas
y con las manos defenderé
la casa de mi padre;
me cortarán las manos
y con los brazos defenderé
la casa de mi padre;
me dejarán
sin brazos,
sin hombros
y sin pechos,
y con el alma defenderé
la casa de mi padre.
Me moriré,
se perderá mi alma,
se perderá mi prole,
pero la casa de mi padre
seguirá
en pie.



Gabriel Aresti
(Versión en castellano del autor)

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martes, 23 de abril de 2013

Jorge Teillier / En cualquier lugar fuera del mundo.





En cualquier lugar fuera del mundo.

Salgo de la casa a orillas del río
El cartero me ha traído periódicos de 1935
Saludo a los pescadores a lienza
Llego al Restaurant al aire libre del pueblo
Todos los clientes
Están siempre vestidos de Domingo
Todos se conocen pero nadie saluda a nadie
La iglesia está cerrada a piedra y lodo
Ha vuelto el Astrólogo que escribe en los muros:
“Un sueño sin estrellas es un sueño olvidado”
A lo lejos hay soldados que encienden hogueras
Que empañan la tarde
Ellos pronto empezarán a luchar
Ellos nunca entrarán a este pueblo
Donde nadie ha sido marcado
Llega una procesión de niñas vestidas de Primera Comunión
Que dejan sus muñecas en las sillas vacías
Más tarde aparecen prostitutas de ojos almendrados
Que traen brazadas de flores silvestres
Todos se van
Los basureros recogen las muñecas y las flores
Y en sus carretillas las llevan a los sitios vacíos
Nuestras casas se abren
Entramos solitarios a ellas
Llueve por primera vez sobre la tumba del hermano muerto
Mañana será el mismo día que mañana.

Jorge Teillier

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De: Jorge Muzam

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domingo, 21 de abril de 2013

Harry Martinson.






RELACIÓN

Entre la poesía que vive en tu corazón y la amapola
existe un contrato escrito por el viento
y firmado por la destrucción.
Está escrito con una pluma de grulla
mojada en sangre de libélula.
Para ambas el problema consiste
en ser más listas que la vida
para que dé su fragancia a las palabras y así estas
puedan dar luz a los sueños sólidos.

Sí, los sueños deben ser construidos más firmes que las ciudades
y deben ser remendados a diario
y reparados tras los ataques cotidianos y corrosivos del diente
de la utilidad
que es peor que el diente del tiempo.

Harry Martinson.

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viernes, 19 de abril de 2013

La España bajo tierra / Rafael Reig






La España bajo tierra

Rafael Reig


En cierto sentido siempre hay partes de nuestra vida en las que tenemos que pasar a la clandestinidad. Toda pasión que merezca tal nombre, por ejemplo, es clandestina, necesita ser protegida y nos exige (o nos ofrece) un nombre de guerra, una identidad ficticia y mensajes en clave que no puedan ser interceptados.
Sin embargo, no nos pongamos tan estupendos. Para mí, como para cualquier español del último tramo del siglo pasado, la clandestinidad por antonomasia es el antifranquismo.
En ese sentido creo que merece un recuerdo (emocionado, por mi parte) Gabriel Celaya. Él fue el poeta clandestino, el que se sentía “un ingeniero del verso y un obrero”, el más brechtiano de los escritores de entonces, que dirigía su obra al pueblo y no a los cenáculos literarios.
Y así le fue, por supuesto, casi nadie le recuerda ya, hoy que se valora incluso a los más repelentes y adocenados poetas del Régimen o contra él.
En mi infancia y primera juventud, leía mucho a Celaya, como también a Blas de Otero y a León Felipe. Tenía la edad que tiene mi hija ahora, poco más o menos, cuando conocí a una chica, Celia, que me gustaba tanto que le hablé de mis lecturas. Celia me dijo que era sobrina de Celaya. Ese mismo fin de semana me fui al Retiro, a la Feria del Libro y compré un ejemplar de Cantos Iberos para que me lo dedicara el autor.
Todo esto hoy resulta difícil de creer, pero en aquella época, la de la feliz desconexión, no había Internet ni móviles, así que los chavales, cuando acabábamos de jugar al futbolín, nos poníamos a leer. Nos sobraba tiempo. Nuestras redes sociales eran bares que solían tener nombres como La Ría de Pontevedra y, en lugar de descargarnos música y películas, nos prestábamos libros y casetes grabadas.
El caso es que el poeta me pareció un hombre cordial, muy simpático y afectuoso. Le conté que me gustaba una sobrina suya y se reía a carcajadas. Me recomendó que, en lugar de tanta poesía, mejor la sacara a bailar lento.
Más de treinta años después, me cuesta recordar la cara de aquella chica, pero no he olvidado el apretón de manos de Celaya y aún me sé de memoria sus poemas (sobre todo, seamos sinceros, aquellos a los que puso música Paco Ibáñez), y uno de los pocos libros que conservo es aquel ejemplar, con Celaya en la portada caracterizado de obrero del verso:





Con su correspondiente dedicatoria:




"A Rafael con un apretón de manos, Gabriel Celaya"


El poema que propongo leer es “España en marcha”. No hay, en mi opinión, mejor expresión de lo que significa la clandestinidad: una España oculta como una corriente subterránea, una España que quiere salir a la calle por fin, en 1955, que es cuando lo publicó. Para mí, aún sigue teniendo actualidad, porque no creo que hayamos conseguido salir a la calle todavía ni luchar como importa.





Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
No vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen,
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.


Rafael Reig


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miércoles, 17 de abril de 2013

La noche no es nunca completa / Paul Éluard







La noche no es nunca completa

La noche no es nunca completa.
Hay siempre, ya que lo digo,
ya que lo afirmo,
al final de la desdicha
una ventana abierta,
una ventana iluminada.
Hay siempre un sueño que vela,
deseo que colmar,
hambre que calmar,
un corazón generoso,
una mano tendida,
una mano abierta,
ojos atentos,
una vida: la vida para compartir.

Paul Éluard


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sábado, 13 de abril de 2013

CESARE PAVESE





(Max Ernst)




VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS 


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esa muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
 sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
 un grito callado, un silencio.
 Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
 aquel día sabremos, también,
 que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
 Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
 Será como dejar un vicio,
 como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
 como escuchar un labio ya cerrado.
 Mudos, descenderemos al abismo.



CESARE PAVESE


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jueves, 11 de abril de 2013

Antonio Machado






(El Roto)



¡Qué gracia! En la Hesperia triste,
promontorio occidental,
en este cansino rabo
de Europa, por desollar,
y en una ciudad antigua,
chiquita como un dedal,
¡el hombrecillo que fuma
y piensa, y ríe al pensar:
cayeron las altas torres;
en un basurero están
la corona de Guillermo,
la testa de Nicolás!

(Baeza, 1919)


*
El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro.


Antonio Machado

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martes, 9 de abril de 2013

Vladimir Mayakovski







ORDEN NUM.2 AL EJÉRCITO DEL ARTE

A vosotros –
cebados barítonos –
que de Adán
a nuestros años
conmovéis los antros llamados teatros
con arias de Romeos y Julietas.

A vosotros –
peintres
que echasteis carnes como caballos,
belleza tragante y relinchante de Rusia,
que escondida en los talleres
pintorrea igual que antes
florecitas y desnudos.

A vosotros –
místicos tapados con hojitas,
hendiendo las frentes con arrugas –
akmeistillos,
imaginistillos,
futurismillos,
enredados en la telaraña de las rimas.

A vosotros –
que el peinado liso
cambiasteis por melenas,
las alpargatas por el charol,
proletcultillos,
que echáis remiendos
al gastado frac de Pushkin.
A vosotros –
danzantes, soplaflautas,
que traicionáis a ojos vistas
y pecáis a ocultas,
que os imagináis el futuro
como una enorme ración de académico
A vosotros
yo –
genial o no genial,
que he dejado las baratijas
y que trabajo en la Rosta,
dígoos –antes de que os echen a culatazos:
¡Dejad!

¡Dejad!
Olvidad,
escupid
en las rimas,
en las arias,
en el rosal
y demás majaderías
del arsenal de las artes.
¿A quién interesa
que “Ay, pobrecito,
como amaba
y que desdichado fue…”?
Ahora necesitamos
artesanos,
no predicadores melenudos.

¡Escuchad!
Gimen las locomotoras,
sopla el viento por las rendijas:
“¡Venga carbón del Don!
Montadores
y mecánicos al depósito”.

En las afluencias de los ríos,
con un boquete en el costado,
los barcos atronaron los astilleros:
“¡Dadnos petróleo de Bakú!”

Mientras gastamos flema, discutimos,
buscando un sentido oculto,
“¡Dadnos formas nuevas!”-
se oye el clamor de las cosas.

No hay bobos
que en turba de papanatas
esperen lo que el “maestro” profiera.
Camaradas,
dad un arte nuevo –
un arte
que saque a la república del fango.

Vladimir Mayakovski (1921)


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domingo, 7 de abril de 2013

Paseaba yo una noche... / Julio Vélez



(Luis López)




XXXVIII

Paseaba yo una noche
solitario por los campos del sudor
y por las calles de Malasaña, pensando
en el grito oscuro de mi patria
y en las desdichas encadenadas a la maldad
de los que gobiernan a los pueblos
tristes
en la miseria ancestral
de los pájaros sin nidos.
Paseaba yo una noche
solitario,
notando como mi cuerpo,
lejos de ansiar el mar de las fronteras,
estaba quieto
y parecía haber pintado con los colores
rojos de la ira, sus bordes
casi siempre pacíficos como una hoguera
de pastores,
cuando frente a mí,
la voz antigua de un hombre
con ojos de animal tendido a la paz
del sol, surgió como un niño correteando
entre mis pasos, sorprendiendo
al tiempo y a la caja de sorpresas
que es el estar vivos, aunque
la muerte haya extendido
sus alas negras como un guerrero vencido
antes de la batalla.
Abu Ali
me habló como las montañas ancianas
al viento;
y yo supe desde esa noche
que los pueblos, al igual que los bosques,
guardan sus canciones como si fueran pájaros,
para volar, volar hacia mundos nuevos y libres,
como el rito infantil de los juegos.


Julio Vélez  (Los fuegos pronunciados)


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viernes, 5 de abril de 2013

WISLAWA SZYMBORSKA



(Luis López)



En el aeropuerto

Corren uno hacia otro con los brazos abiertos,
exclamando entre risas: ¡Por fin! ¡Por fin!
Visten hábitos invernales,
cálidos gorros,
bufandas,
pesadas botas
-pero sólo a nuestros ojos.
A los suyos, están desnudos.


WISLAWA SZYMBORSKA


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miércoles, 3 de abril de 2013

Inútil amor / Jorge Riechmann






(Luis López)




Inútil amor
el que no engendra amor

Inútil saber
el que no pone coto a la destrucción

Inútiles días
los de quien sólo se lamenta y no actúa

Jorge Riechmann


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lunes, 1 de abril de 2013

Si el hombre pudiera decir lo que ama / Luis Cernuda





Si el hombre pudiera decir lo que ama

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda.


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