domingo, 13 de abril de 2014

(6) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez






1982: Triunfo electoral del Partido Socialista Obrero Español


Hace unos años publiqué un aburridísimo libro titulado La poesía española según “El País”, en el que trataba algunas de estas cuestiones con bastante cantidad de datos. Debo decir que ni uno siquiera de ellos ha sido cuestionado por nadie que yo sepa. La recepción del libro resultó sorprendente. El País me ofreció sus páginas para la publicación de las conclusiones. Gratamente sorprendido de la capacidad autocrítica del medio envié el trabajo inmediatamente. El teléfono de casa comenzó entonces a transmitir mensajes no demasiado elegantes y, hasta en algún caso, rotundamente groseros. Una especie de cruzada gremial se puso en marcha y mis dientes, no demasiado sanos de por sí, fueron amenazados de muerte súbita. Y a estas alturas ni el libro se había publicado, ni El País había hecho lo propio con el artículo que tardó cinco meses en editarse. Por estas fechas cambiaron al director del suplemento y es fácil constatar que en los últimos años la crítica d libros de poesía ha descendido alarmantemente. También TVE decidió dedicar al tema un programa cultural completo y, para ello, me pidieron que participara en una mesa redonda junto con los directores de cuatro suplementos literarios. Aunque supuse que estaría solo en el entierro acepté encantado. Pensé que era la mejor manera de plantear, fuera de cuestiones personales, el problema del gusto y su difusión. En definitiva, considero que el libro no era un análisis coyuntural sobre las relaciones prensa/ literatura, ni una denuncia del tráfico de influencias en la crítica periodística española, sino cuestionamiento de una muy particular manera de entender a ésta en la democracia. La muerte física de las personas no significa su desaparición de nuestro pensamiento y nuestros actos. El general Franco ha seguido viviendo en algunos críticos. Ellos se negaron a que nos entrevistaran juntos y, en consecuencia , conmigo lo hicieron de manera individual y a ellos en conjunto. Debo dar un dato: durante el primer año se vendieron 123 libros. Una inmensidad.

No traigo a colación estos datos con ánimo revanchista, nada más alejado de mis intensiones; pretendo tan sólo ilustrar la calidad reflexiva y democrática de algunos medios. Debo añadir que las heridas aún no han cicatrizado. Hace pocos meses, dos editoriales muy conocidas de poesía han rechazado un libro mío, no sólo sin leerlo, sino sin ni siquiera conocer el título. Los dos directores coincidieron en recordar que hace unos años yo había escrito el libro en cuestión. Pero esto es otra historia y no quiero desviarme del núcleo de mis palabras.

Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)


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