sábado, 19 de abril de 2014

(9) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez




13. 1987: La belleza incontaminante

La belleza es una alegría para siempre, pero no es Narciso perdido entre los cisnes. No es el malabarismo del sombrero de copa que extrae conejos ni el salto del trapecista con red. No es el pez, sino el agua que se escapa en la pesca.
Los funcionarios de la ciudad letrada han disecado a la belleza, a la pobre, a la inmóvil belleza del Museo arqueológico. Han deseado que la resurrección de los muertos fuera el retorno de los cadáveres triturados por la historia. La belleza sin historia, la historia sin belleza, oh, exclaman, la dulce, tierna, la eterna belleza de lo inútil. La belleza incontaminada. Una vez más se confunde el pañuelo con la lágrima.




14. 1988: La muerte de las ideologías

De tanto amar cadáveres la necrofilia se hace virtud. En los bares de moda, en las discotecas franqueadas por lebreles uniformados, el ángel revelador destapa su trompeta y anuncia la nueva nueva de la muerte de las ideologías. La noticia llega a todas las esquinas y la gente guapa del poder la acoge como agua bendita en iglesia endemoniada. El pasado es un fardo que hay que desnuca en plena vía pública. El “donde dije digo digo Diego” extiende sus banderolas a los aires. Si antes fue el “contra Franco vivíamos mejor”, ahora, por generación espontánea, es posible el poder sin ideología. Es posible que las manzanas sean peras y los melocotones sandías. Nuestros intelectuales, pobres, ayer desencantados y bucólicos, dolidos de tanta incomprensión, tocan la flauta por las esquinas para despertar a las palabras, pobres, pobres, largo tiempo dormidas en las páginas carcomidas de los diccionarios. Caballeros civilizados, al cabo, que jamás polvan sus leontinas de petimetre llenando de polvos y maquillajes la atmósfera de la ciudad florida.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)

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