sábado, 29 de noviembre de 2014

Julio Vélez




1        Pájaros de los vientos que, en sueño reparador de espesura,
          me traéis el aliento codiciado, locura del cuerpo que en mí    
busca su clausura.

2        Búsquete en mis heridas la raspadura oscura de la arena, las fuentes dormidas que en sutil, alada pena, nace lluvias y volcanes serena.

3        Ciervos heridos, fuente nocturna como el arco y su flecha que, en vuelo potente, a ciervo y luces estrecha bajo la sombra del monte que acecha.

4        Entre claro y en niebla, como piedra de relámpago negro que en el agua se empuebla en paz y hermoso íntegro, suéñote entre desnuda y en suave alegro.

5        Saciemos, amado, la fruta en su raíz más oculta. Que en luz el cedro eleve su altura hacia la interior gruta y agrandemos su fuente leve: magma de peces que sobre su océano llueve.

6        En mi amado logro contento y en mis cerros y huertos logra mi amado su cumbre. El árbol roza sus sustento y sacia la sed de la lumbre que, en sol y bosques de luces, trueca su herrumbre.


Julio Vélez


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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nuestras derrotas no demuestran nada / Bertolt Brecht




Nuestras derrotas no demuestran nada


Cuando los que luchan contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad de los que están a salvo es grande.

¿Por qué se quejan ustedes?, les preguntan.
¿No han combatido la injusticia? Ahora
ella los derrotó.
No protesten.

El que lucha debe saber perder
El que busca pelea se expone al peligro.
El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.

Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?
¿Acaso somos
vuestros enemigos los que somos
enemigos de la injusticia?

Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón la injusticia.

Nuestras derrotas lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia.
Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.


Bertolt Brecht



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domingo, 23 de noviembre de 2014

Vegetaciones / Pablo Neruda





Vegetaciones


A LAS TIERRAS sin nombres y sin números
bajaba el viento desde otros dominios,
traía la lluvia hilos celestes,
y el dios de los altares impregnados
devolvía las flores y las vidas.
En la fertilidad crecía el tiempo.
El jacarandá elevaba espuma
hecha de resplandores transmarinos, la araucaria de lanzas erizadas
era la magnitud contra la nieve, el primordial árbol caoba desde su copa destilaba sangre, y al Sur de
los alerces, el árbol trueno, el árbol rojo,
el árbol de la espina, el árbol madre, el ceibo bermellón, el árbol caucho, eran volumen terrenal,
sonido,
eran territoriales existencias.
Un nuevo aroma propagado llenaba, por los intersticios de la tierra, las respiraciones
convertidas en humo y fragancia:
el tabaco silvestre alzaba
su rosal de aire imaginario.
Como una lanza terminada en fuego
apareció el maíz, y su estatura
se desgranó y nació de nuevo, diseminó su harina, tuvo
muertos bajo sus raíces, y, luego, en su cuna, miró crecer los dioses vegetales.
Arruga y extensión, diseminaba
la semilla del viento
sobre las plumas de la cordillera, espesa luz de germen y pezones,
aurora ciega amamantada por los ungüentos terrenales
de la implacable latitud lluviosa,
de las cerradas noches manantiales, de las cisternas matutinas. Y aún en las llanuras como láminas del
planeta,
bajo un fresco pueblo de estrellas, rey de la hierba, el ombú detenía el aire libre, el vuelo rumoroso y
montaba la pampa sujetándola con su ramal de riendas y raíces.
América arboleda,
zarza salvaje entre los mares, de polo a polo balanceabas, tesoro verde, tu espesura.
Germinaba la noche en ciudades de cáscaras sagradas, en sonoras maderas, extensas hojas que
cubrían
la piedra germinal, los nacimientos. Útero verde, americana
sabana seminal, bodega espesa, una rama nació como una isla, una hoja fue forma de la espada, una
flor fue relámpago y medusa, un racimo redondeó su resumen, una raíz descendió a las tinieblas.


Pablo Neruda  (Canto General)



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jueves, 20 de noviembre de 2014

Alejandra Pizarnik / Endechas




Endechas

I

El lenguaje silencioso engendra fuego. El silencio se propaga, el silencio es fuego.

Era preciso decir acerca del agua o simplemente apenas nombrarla, de modo de atraerse la palabra agua para que apague las llamas del silencio.

Porque no cantó, su sombra canta. Donde una vez sus ojos hechizaron mi infancia, el silencio al rojo rueda como un sol.

En el corazón de la palabra lo alcanzaron; y yo no puedo narrar el espacio ausente y azul creado por sus ojos.


II

Con una esponja húmeda de lluvia gris borraron el ramo de lilas dibujado en su cerebro.

El signo de su estar es la enlutada escritura de los mensajes que se envía. Ella se prueba en su nuevo lenguaje e indaga el peso del muerto en la balanza de su corazón.


III

Y el signo de su estar crea el corazón de la noche.

Aprisionada: alguna vez se olvidarán las culpas, se emparentarán los vivos y los muertos.

Aprisionada: no has sabido prever que su final iría a ser la gruta a donde iban los malos en los cuentos para niños.

Aprisionada: deja que se cante como se pueda y se quiera. Hasta que en la merecida noche se cierna la brusca desocultada. A exceso de sufrimiento exceso de noche y de silencio.


IV

Las metáforas de asfixia se despojan del sudario, el poema. El terror es nombrado con el modelo delante, a fin de no equivocarse.


V

Y yo sola con mis voces, y tú, tanto estás del otro lado que te confundo conmigo.



Alejandra Pizarnik
En Extracción de la piedra de la locura


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lunes, 17 de noviembre de 2014

Los mundos me escribieron un libro... / Julio Vélez








1         Los mundos me escribieron un libro
con el que siempre he intentado conversar a solas.

2       He poblado
las cuevas vacías de mi infancia con las letras de todos los
alfabetos. Me rociaron el cuerpo con las cáscaras podridas
de los plátanos maduros.
Sentí el
dolor en su raíz más mía y odié las ventanas cerradas
y el óxido de las celdas oscuras.
He llorado mis desgracias
entre los ojos de mis amigos
y mis lágrimas besaron algunos labios en los que aún vivo.

3       Los libros me hicieron un mundo
al que he intentado que éste se pareciera.


Julio Vélez



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jueves, 13 de noviembre de 2014

Julia Kristeva







Por la boca
que lleno con palabras,
ya no con mi madre,
a la que hoy extraño
más que nunca,
elaboro esto que quiero
y la agresividad
que lo acompaña
al decir.


Julia Kristeva



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lunes, 10 de noviembre de 2014

Dardo Sebastián Dorronzoro (1913-1975)







Declaración Jurada

"No es solamente la luna ni el rocío ni la luz celeste de los pájaros, puede también ser una alpargata vieja, toda agujereada, toda casi muerta después de andar fábricas, andamios o duros y calientes caminos de noviembre. No, no necesariamente todo lo poético debe ser bello.
Yo he visto horribles chicos grises como la tierra comiendo tierra, yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciando su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de septiembre. Porque todo antes de ser poesía debe pasar por mi corazón, darlo vuelta con el grito para arriba, colocarlo para el alba, cara al cielo. Todo debe pasar por mi sangre, por mis huesos, por mi respiración, por el corazón de mi sangre.
Pues yo soy un poeta no un hacedor de versos bonitos. Yo soy un poeta que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van sin haber llegado, a los que a veces sonríen, a los que a veces sueñan, a los que a veces les crece un fusil en las manos y salen a morir por la vida.
En suma: yo he sido, soy y seré un poeta revolucionario.
Sobre mi tumba verán florecer un puño."

Dardo Sebastián Dorronzoro (1913-1975)





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MIENTRAS ME MATAN

Comenzaron a matarme de a uno hace muchos siglos,
después de a setenta, después de a quinientos,
hay que ver cómo me matan ahora de a miles en cada esquina,
en cada feriado,
cómo fabrican sueldos y galones con los huesos que me quedan,
cómo fabrican calabozos para poner algún rincón de mis pantalones,
y cómo se turnan entre gordo y gordo para
ver de qué ojo muero primero,
pero resulta
que cada vez soy más uno de los otros,
uno de los que nacen y renacen y vuelven a nacer entre los fuegos,
que cada vez tengo más luz, más pájaros, más flores en la puntería,
que cada vez
me soporto más elegantemente entre los fierros y los veranos,
y hay veces que me pregunto —me digo para mí— si ellos
no harían mejor en cambiar de uñas y de cuentas,
de andar de peldaño en peldaño hacia abajo de las luces,
o en comprarse una sangre nueva, una sangre más limpia
para usar en feriados y domingos.


Dardo Sebastián Dorronzoro (1913-1975)



viernes, 7 de noviembre de 2014

SOY ANIMAL DE FONDO / JRJ




SOY ANIMAL DE FONDO 

"EN fondo de aire" (dije) "estoy"
(dije) "soy animal de fondo de aire" (sobre tierra),
ahora sobre mar; pasado, como el aire, por un sol
que es carbón allá arriba, mi fuera, y me ilumina
con su carbón el ámbito segundo destinado.

Pero tú, dios, también estás en este fondo
y a esta luz ves, venida de otro astro;
tú estás y eres
lo grande y lo pequeño que yo soy,
en una proporción que es esta mía,
infinita hacia un fondo
que es el pozo sagrado de mí mismo.

Y en este pozo estabas antes tú
con la flor, con la golondrina, el toro
y el agua; con la aurora
en un llegar carmín de vida renovada;
con el poniente, en un huir de oro de gloria.
En este pozo diario estabas tú conmigo,
conmigo niño, joven, mayor, y yo me ahogaba
sin saberte, me ahogaba sin pensar en ti.
Este pozo que era, solo y nada más ni menos,
que el centro de la tierra y de su vida.

Y tú eras en el pozo mágico el destino
de todos los destinos de la sensualidad hermosa
que sabe que el gozar en plenitud
de conciencia amadora,
es la virtud mayor que nos trasciende.

Lo eras para hacerme pensar que tú eras tú,
para hacerme sentir que yo era tú,
para hacerme gozar que tú eras yo,
para hacerme gritar que yo era yo
en el fondo de aire donde estoy,
donde soy animal de fondo de aire
con alas que no vuelan en el aire,
que vuelan en la luz de la conciencia
mayor que todo el sueño
de eternidades e infinitos
que están después, sin más que ahora yo, del aire.

JRJ


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martes, 4 de noviembre de 2014

Sobre la poesía / Juan Gelman





Sobre la poesía 

habría un par de cosas que decir/
que nadie lee mucho/
que esos nadie son pocos/
que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y
con el asunto de comer cada día/se trata
de un asunto importante/recuerdo
cuando murió de hambre el tío juan/
decía que ni se acordaba de comer y que no había problema/
pero el problema fue después/
no había plata para el cajón/
y cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo
el tío juan parecía un pajarito/
los de la municipalidad lo miraron con desprecio o desdén/
murmuraban
que siempre los están molestando/
que ellos eran hombres y enterraban hombres/y no
pajaritos como el tío juan/especialmente
porque el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta el crematorio municipal/
y a ellos les pareció un irrespeto y estaban muy ofendidos/
y cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca/
el pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que
les hacía pío-pío en la cabeza/el
tío juan era así/le gustaba cantar/
y no veía por qué la muerte era motivo para no cantar/
entró al horno cantando pío-pío/salieron sus cenizas y piaron un rato/
y los compañeros municipales se miraron los zapatos grises de vergüenza/pero
volviendo a la poesía/
los poetas ahora la pasan bastante mal/
nadie los lee mucho/esos nadie son pocos/
el oficio perdió prestigio/para un poeta es cada día más difícil
conseguir el amor de una muchacha/
ser candidato a presidente/que algún almacenero le fíe/
que un guerrero haga hazañas para que él las cante/
que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro/
y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron
las muchachas/los almaceneros/los guerreros/los reyes/
o simplemente los poetas/
o pasaron las dos cosas y es inútil
romperse la cabeza pensando en la cuestión/
lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias/
tío juan después de muerto/yo ahora
para que me quierás/

Juan Gelman



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sábado, 1 de noviembre de 2014

Divorcio / Anne Sexton





Divorcio 


Maté nuestra vida juntos,
haché cada cabeza,
con sus pobres ojos azules pegados a una pelota de playa
que rueda por separado hasta la vereda.
Maté todas las cosas buenas
pero son demasiado obstinadas para mí.
Aguantan.
Las pequeñas palabras de compañerismo
gatearon hasta sus tumbas,
el hilo de la compasión,
querido como una frutilla,
los cuerpos mezclados
que pusieron dos hijas dentro nuestro,
ver cómo te vestías,
temprano,
la ropa separada, prolija y doblada,
sentado al borde de la cama
lustrando tus zapatos con pomada negra,
y te amé entonces, tan sabio fuera de la ducha,
y te amé muchas otras veces
y estuve, por meses,
queriendo ahogarlo,
enterrarlo profundo,
dejar su gran lengua roja
sumergida como un pez,
pero donde sea que mire están encendidos,
el róbalo, la anchoa, la platija
ardiendo entre las algas marinas
como muchos soles golpeando las olas
y mi amor sigue brillando con vehemencia,
sus espasmos no van a irse a dormir,
y yo estoy indefensa y sedienta y quiero una sombra
pero no hay nadie que me tape –
ni siquiera Dios.

Anne Sexton



Versión: Tom Maver



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