sábado, 29 de noviembre de 2014

Julio Vélez




1        Pájaros de los vientos que, en sueño reparador de espesura,
          me traéis el aliento codiciado, locura del cuerpo que en mí    
busca su clausura.

2        Búsquete en mis heridas la raspadura oscura de la arena, las fuentes dormidas que en sutil, alada pena, nace lluvias y volcanes serena.

3        Ciervos heridos, fuente nocturna como el arco y su flecha que, en vuelo potente, a ciervo y luces estrecha bajo la sombra del monte que acecha.

4        Entre claro y en niebla, como piedra de relámpago negro que en el agua se empuebla en paz y hermoso íntegro, suéñote entre desnuda y en suave alegro.

5        Saciemos, amado, la fruta en su raíz más oculta. Que en luz el cedro eleve su altura hacia la interior gruta y agrandemos su fuente leve: magma de peces que sobre su océano llueve.

6        En mi amado logro contento y en mis cerros y huertos logra mi amado su cumbre. El árbol roza sus sustento y sacia la sed de la lumbre que, en sol y bosques de luces, trueca su herrumbre.


Julio Vélez


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